Muchas veces me pregunto el porqué de mi afición por pintar flores. La verdad es que no lo sé a ciencia cierta. El caso es que es una necesidad de la que nunca me canso. Siempre encuentro excusas para estamparlas, ya sea en cojines, cuadros, muebles o dónde sea. Es un verdadero placer plasmar texturas y, sobre todo, colores. Como es el caso del cuadro que os presento. Un jarrón de cristal oscuro, abigarrado de flores, sobre un fondo de la misma gama cromática.
¿Os gusta?
Yo creo que es una buena manera de terminar el lunes. Que lo disfrutéis.
Un sencillo cojín, elaborado con retales de telas, en forma de corazón y cosidos a mano con un pespunte largo. Se completa, en diferentes lenguas, con la palabra amor. El tono, un salmón claro, conjunta con los estampados de los retales elegidos. Así que, ya sabéis, si teneis por casa, que seguro que sí, algún retal de tela, esta sería una buena solución para darle utilidad. Animáos.
Por cierto, este es el último motivo del bodegón que os presenté hace algunas semanas.
En próximas entradas os iré mostrando los progresos de mi "Sección Vintage".
El cuadro del bodegón. Me trae muchos recuerdos de una época en la que los olores a pintura y aguarrás eran lo cotidiano. Ahora lo son los libros de texto, tizas y pizarras digitales. Pero, no sé cómo, encuentro tiempo para seguir deleitándome con ellos. Es algo que siempre me acompañará. Recuerdo que lo pinté en una tela de lino que, previamente teñí con té. También el paspartú lo diseñé y lo realicé en tela de saco fuerte. El fondo decidí trabajarlo con aguadas de pintura, en tonos aligerados y dentro de la gama de los rosas, como la flor de la copa de cristal.
Una camillita de las antiguas. Toda ejecutada en madera, incluso la tarimilla. Cuando me la regalaron enseguida supe que le sacaría partido. Retiré toda la capa de suciedad que se había ido adhiriendo a la madera para dejarla así, con todas las estrías y dibujos que presentaba. Ya la he buscado un sitio y una utilidad. Pero os lo contaré más adelante cuando ese lugar esté también acondicionado. Besos.
En una de las próximas entradas os transcribiré parte del primer capítulo de "Retales de la memoria", en donde muchas emociones y viviencias se vivían alrededor de una camilla muy similar.
También, como decía en la entrada anterior, es tiempo de poner en orden los armarios. Hay que ir guardando la ropa de verano para dejar espacio a la de abrigo. De la misma manera, los zapatos, sobre todo los más delicados, han de ir bien protegidos en bolsas, como las que os muestro. Para ello he elegido una tela consistente en un tono neutro, sobre la que he cosido una silueta de un zapato que, a su vez, tiene estampados dibujos de diferentes modelos de calzado. Las bolsas se cierran con unos cordones de trapillo del mismo tono. Yo creo que es una buena solución para mantenerlos en buen estado y, al tiempo, una alegría para la vista. ¿Os parece?
Sobre una silla antigua restaurada, con la madera al aire y en un lino fuerte de color gris, una bolsa para guardar las agujas y lanas. Ya sabéis, se aproxima el tiempo de ello: un buen cafetito, lluvia tras los cristales y la imaginación enredada entre colores. Elegí para confeccionarla un estampado de gatos jugando con madejas y pelotas, en unos tonos muy vivos y le añadí una tira, a modo de asa, para, si se quiere, colgarla. Besos.
Hoy os presento uno de los cojines del bodegón. ¿Os acordáis de las mariquitas de nuestra infancia? Yo tenía muchas, y fueron una ilusión más para mí. Así que se me ocurrió ponerlas en este cojín. Y como no podía ser de otra forma, las ideé para Julieta relatos, la muñequita de mi logo.¿Os gusta el resultado? Ya tengo algún que otro encargo. Pero esta vez será en forma de cuadro y personalizado. Una buena idea para regalar. Si os animáis, yo estaré dispuesta a hacerlo. ¿Que mejor que recordar nuestra infancia con un cuadro de mariquitas en donde la protagonista seas tú?
Otro bodegón de "Trapos de purichi": nuevos trabajos para el otoño que nos aguarda. Ya os iré mostrando cada uno de ellos, adecuados, como ya digo para la estación que dentro de poco comenzará: bolsitas para guardar los zapatos de fiesta o-más prosáica- la maquinilla de depilar, para el punto etc....También nuevos cojines y cuadros. Incluso una camillita recuperada para recordar esos tiempos en los que todos, en más de una ocasión, hemos hecho realidad estas ilusiones.
Hoy os enseño nuevas bolsitas, parecidas a otras que ya aparecieron en el blog. Las telas son de batista algunas, otras de algodón fuerte y van con una capa interior de miráhuano. Las presenté en unas bolsitas transparentes, junto con el logo del blog, para que quedaran más lucídas. Seguro que sus destinatarias ya las están disfrutando. Besos.
¿Os acordáis? Estas fotos pertenecen al mueble, ya desmontado. Os cuento. Como os dije, opté por quitarle ese tono oscuro, un poco "cutre". Para ello lijé las zonas de barniz, pero conservé la madera de ráiz de las puertas, así como la del sobre de la cómoda. Si os fijáis, el dibujo de los cajones opté por suprimirlo para aligerar ópticamente el conjunto, aparte de que dos de ellos estaban muy dañados. Fue un trabajo muy complicado, pero al final lo conseguí. De la misma forma, las zonas más finas y redondeadas tuve que lijarlas a mano. La máquina lijadora,en estos casos, no vale. Así que con mucha paciencia y arrobas de ilusión fui eliminando el color oscuro para dar con una madera estupenda y muy bien conservada. Me llevó varias semanas concluir esta primera fase. La segunda será materia de una nueva entrada. En ella os iré presentando nuevas modificaciones de este mueble tan particular como único.
Besos aún veraniegos, pero con un ligero sabor a despedida.
