jueves, 31 de julio de 2014

Reciclando: El ala de una artesa convertida en perchero.



Reciclando. En este caso he creado un perchero a partir de un ala de una artesa. ¿Sabéis lo que es? Las artesas eran utilizadas en las matanzas para amasar la carne con la que se hacía la chacina. Eran, normalmente, rectangulares y, precisamente, en las partes más alargadas era donde iban estas piezas de madera. Quedaban al aire y se solían rematar con ondas, como es el caso. Una vez lijada y lavada con lejía-tenía manchas antiguas orgánicas- le dí una cera de patinar de color roble medio. Como podéis observar, compré tres perchitas de hierro y las distribuí por la madera. Además apliqué unas guirnaldas de pintura decorativa en los extremos. Este es el resultado: Un perchero pequeño, pero  que viene muy bien para descongestionar el de la entrada de mi casa. Un detalle que ayuda a construir espacios diferentes con un toque personal y único. Os animo desde aquí a que inventéis nuevas posibilidades a objetos que, seguro, tendréis por algún rincón. 
      
                                        Besos.

lunes, 28 de julio de 2014

El mueble auxiliar, por fin, acabado.



Aquí tenéis el mueble auxiliar acabado. Si os dais cuenta lo he envejecido, dándole un toque personal y diferente. Para ello he recurrido a la cera de patinar que suelo utilizar en los muebles antiguos, de color roble oscuro. La he repartido, con una muñequilla, por toda la superficie del mueble y, una vez secada, he procedido a frotarla de forma aleatoria, con unas lanas de acero. También las letras, para que adquirieran esa sensación de mueble desgastado por el uso y el tiempo. Por supuesto cambié los tiradores por unos de yute, que compré en Zara Home y rematé todo el perímetro de los cajones con una tira de tapicería, de color verde oscuro. ¿Os gusta el cambio? Yo creo que ha merecido la pena. Tenía un mueble viejo, que, probablemente hubiera acabado en la basura, y, ahora. disfrutaré de otro que, sin duda, ocupará un lugar especial en mi nueva casa. Pero de eso ya hablaremos más adelante.

                              ¿Cómo lleváis el lunes?


miércoles, 23 de julio de 2014

Sección vintage: un mueble auxiliar recuperado. II.




Aquí tenéis la continuación de mi mueble auxiliar. Os cuento. Una vez dada la lechada de pintura blanca, me decidí por entelar, no solo los cajones, como es habitual, además, las puertas. Una solución arriesgada, pero así se enmascara la fragilidad de las mismas. Ya os conté que era una capa fina de tablé lo que venía en ellas. Para ello, saqué patrones de cada una y pegué una tela adhesiva al revés de las telas, una vez cortadas como el patrón. Me ayudé con cola de carpintero. Este sería el tercer paso. Además, se me ocurrió pintar letras de diferentes tamaños, similares a las del estampado de la tela, por los frontales y la parte superior del mueble. Elegí un verde oscuro, una vez dibujados a lápiz. Entelé los cajones de la misma forma, es decir, sacando patrón por patrón. Con ello terminé el cuarto paso, aunque, por supuesto, quedan más para llegar al acabado final.
¿Os gusta cómo va quedando?

lunes, 21 de julio de 2014

Más flores...


Las rosas son y serán unas flores especiales. Me traen muchos recuerdos y aderezan ilusiones en mi  vida actual. Por suerte tengo rosales en mi jardín, así que sigo disfrutando de su aroma, de sus texturas aterciopeladas y de su colorido, de una gradación perfecta. Además, las pinto, como era de esperar. Estos dos cuadros circulares reproducen unas rosas salvajes, el primero, y una rosa amarilla y rosácea, aún por abrir del todo, el segundo. Una opción clásica para una flor clásica.


                          ¡¡¡QUE LAS DISFRUTÉIS¡¡¡


jueves, 17 de julio de 2014

Mi sección Vintage: un mueble auxiliar reciclado.

Otra nueva entrega de mi sección "Vintage". En este caso se trata de un mueble auxiliar, hecho de manera artesana, con la estructura y los cajones de madera y las puertecillas, laterales y parte superior, revestidas de una chapa de madera fina. Como podéis apreciar por las imágenes, el primer paso fue lijarlo en su totalidad con una máquina orbital redonda. Las esquinas y los sitios más dificiles los lijé a mano. El resultado fue encontrar una madera muy clara, de pino consolidado, sobre todo en los cajones, pero una capa muy fina y algo endeble en las puertecillas. Por esta razón y, también, por dar otro giro diferente, decidí aplicar una capa de blanco diluida en agua, con una esponja, teniendo cuidado de no tapar del todo las betas de la madera. Este sería el segundo paso. Una verdadera encrucijada en la que me venían a la mente muchas posibilidades:¿Sería novedoso realizar un trampantojo? ¿Hacer una pintura decorativa con diferentes motivos? ¿Pintarlo totalmente de blanco y, luego, envejecerlo? Muchas opciones rondaron por mi cabeza. Al final me decidí por una muy especial. O eso creo.
Pero tendréis que esperar a una nueva entrega...

                ¡¡¡BUEN FINDE Y BESOS CALUROSOS¡¡¡

lunes, 14 de julio de 2014

Detalle de un almendro florecido.



Otro cuadro, tratado como si fuera una macro-fotografía. Se trata de un detalle de un almendro con las ramas florecidas. Pequeñas flores pintadas en la gama de los blancos, beiges y rosas. Como fondo, una luz tamizada en tonos verdosos, ocres y amarillos. Va enmarcado  en madera rústica, teñida de blanco roto.
¿Os gusta?

viernes, 11 de julio de 2014

Unos cojines para una boda.



Estos cojines se van de boda. Y lo digo porque es el regalo que he ideado para un enlace muy especial. Se casa Javier, el hijo de mi prima Cheli, con Inés, una catalana estupenda. Así que ¡¡felicidades¡¡. Y que suenen campanas de boda.

martes, 8 de julio de 2014

Mariana de Austria y los nenúfares ya tienen dueña.


Nada me satisface más que ver mis cuadros colgados en sitios diferentes, como estos dos, que ya enseñé en su día en el blog. Una menina-Mariana de Austria- y un estudio de nenúfares en una alberca. Su nueva dueña ya los está disfrutando en su casa. Y yo, por supuesto, porque sé que están en buenas manos, ¿A que sí ,Eva? Besos.

sábado, 5 de julio de 2014

Un armario de cuento.



O eso creo yo. Me recuerda aquellos muebles que escenificaban historias de animales que vivían en casitas minúsculas, idénticas a las de los humanos: ardillitas o conejas fisgonas vivían entre muebles de madera rústica, como éste. Eran atmósferas tan acogedoras que no me hubiera importado vivir entre ellas, aunque ya lo hacía por mí la fantasía. Será por eso, por estos antecedentes, por lo que me gustan este tipo de muebles: sencillos, pero contundentes. Cuando lo ví, me pareció haber encontrado un "tesoro", aunque muchos no hubieran apostado por él. Un "tesoro" que, además me regaló un amigo, pintor y restaurador como yo. Disfruté mucho restaurándolo, aunque, por su peso, necesité ayuda. Lijé la parte exterior y lo teñí con una cera de color nogal. En el interior quise hacer un guiño a los armarios chinos y lo pinté en un bermellón intenso que, luego, atemperé con betún de judea, a excepción del fondo que va entelado de una chenilla del mismo color. Lo mismo hice con los cajones. Como nota divertida: los tiradores son dos tapones de champán.. Dentro guardo cosas especiales: telas antiguas, almohadones bordados por mi abuela, ropa con mucho valor sentimental...
Si me obligaran a elegir, sin dudarlo, este sería uno de mis preferidos. Porque no es sólo un armario. Es un espacio para guardar los recuerdos. Para acumular ilusiones. Y yo tengo muchas, aún.
                                    Besos y feliz Sábado.

miércoles, 2 de julio de 2014

Mis periquitos.



Una semi-acuarela que acabo de pintar. Es de unos periquitos de mi jardín. ¿Los conocéis? Son esas flores sencillas que adornan las calles de nuestros pueblos. El más humilde de sus rincones está engalanado con sus colores. Cualquier sitio es un lugar perfecto en donde anidar y sorprendernos con su aroma. Mi madre tenía una mata a la entrada del jardincillo exterior de la casa y, cuando salía por las noches nunca se me olvidaba coger algunos. Enredaba con sus texturas de camino a la casa de mi abuela y, de vez en cuando, me embriagaba con su olor. Es algo que nunca olvidaré, asociado a las pituitarias de mi memoria. Hoy, por suerte, los disfruto en mi jardín y, al olerlos, rescato fragmentos de mi vida.
Al hilo de los recuerdos, os voy a transcribir un fragmento de "Retales de la memoria", en donde, como no, también hay un sitio para ellos.

"En los últimos días de julio, antes de San Lorenzo, las gentes sa afanaban en dar un lavado de cara a sus casas. El olor de la cal, junto con el de melones, sandías y flores eran el anuncio de las fiestas que se aproximaban. Fachadas y muros, llenos de desconchones por las lluvias del invierno y de la primavera, eran reparados por las mujeres. Provistas de cepillos de barrer, a modo de brochas rudimentarias, intentaban acometer la tarea con más tesón que maña. Aunque sólo las maquillaban, porque sabían que, cuando volviera el mal tiempo, también lo harían las manchas de humedad. Como ya lo tenían asimilado de antemano, disfrutaban del momento. Y lo hacían con la fresca, antes de que el calor les arrabatara las ganas de finalizar la tarea. Provistas de pañuelos oscuros a la cabeza iban dejando en las paredes, con un pulso irregular, un reguero de agua blancuzca que, más tarde, al secarse, y  después de varias capas,, confería a las fachadas una impronta diferente. La luz allí reverberada era especial. Parecía que la esencia del verano se hubiera quedado pegada, junto con la pintura, en cada una de ellas. Después, sentadas al fresco, satisfechas, disfrutaban con su olor y con el de los periquitos. Como un bálsamo suave, todos los atardeceres se abrían al aire calentón que solía envolver las noches del pueblo."
"Retales de la memoria"  Libro 1º. Capítulo 7.