Estamos en verano, Y pasando calor del bueno. Nosotros, los meridionales, disfrutamos de muchas horas de luz y buen tiempo, pero, en contrapartida, también sufrimos sus rigores. Por suerte, también, al tiempo que el calor, hemos inventado soluciones para amainarlo. Entre ellas la siesta. Es una palabra que se impone a ciertas horas de la tarde, cuando el calor se hace dueño de todo. No hay nada más gustoso que sentir la frescura de una habitación oscura, de aquellas de antes, de gruesos muros, tumbada y soñando despierta, mientras, afuera, se oye a las naturaleza titilando en el calor. Esto es lo que he pretendido captar en este cuadro: esa atmósfera calurosa y de calma "chicha" que, queramos o no, siempre nos acompaña en esas horas, en donde todo se ralentiza. Una entrada sirve de línea divisoria entre el calor y la oscuridad que se presiente detrás de esos muros encalados. Afuera la naturaleza retando a las temperaturas, dentro el frescor.
Un cuadro que sugiere, que dispone al sueño...
Que lo disfrutéis, si os ha gustado.
BESOS DE SIESTA.