Parece que las mariposas se están sacudiendo los colores de las alas. Esa era la sensación que quería conseguir. La tela, en blanco y negro, me dio pie para ello. Pensé que unos toques de color le vendrían bien, así que me puse manos a la obra y esto es lo que salió. ¿Me aprobáis?
BESOS DOMINGUEROS.
Este es el rincón del que os hablé en la última entrada. En la pared, cuadros de Juan Felipe Pulido, una acuarela de Antonio Jesús Pérez Toranzo y unos tulipanes que pinté hace un tiempo sobre una tela antigua, teñida de té. Me parece una mezcla ecléctica interesante. En otra próxima, os mostraré los de Juan Felipe, en donde investiga formas sinuosas, provocadas por la utilización, tan especial, que hace de los colores. Una magia que vierte en el papel, creando universos muy interesante. La acuarela de Antonio tiene la virtud de llevarme a paraísos muy reales, aquellos que disfruté de pequeña en nuestra finca familiar. Cuando lo miro,me traslado a ese época: el campo, plagado de luz, podría ser el que viví de niña. Y ese camino, el que me llevaba al disfrute del sol, del cielo, de los aromas...Gracias Antonio.
Para iluminar la zona, he optado por una lámpara, de pie de madera, envejecida por mi y una pantalla que he entelado con un lino antiguo. El escritorio y la silla completan el rincón.
¡¡ feliz lunes¡¡
Lo prometido es deuda, así que aquí tenéis la silla acabada y ubicada en su sitio. Está en un lateral del salón, en donde he preparado un ricón de trabajo. Para tapizarla, he elegido una tela fuerte de lino, con un entramado en damero. Un color neutro que casa muy bien con todo tipo de decoraciones y que te permite, si se desea, mezclar con colores más fuertes. Complementando, un cojín riñonero, del mismo tejido, al que he añadido una banda de tela antigua, rematada a mano por mi abuela.
En la próxima entrada os mostraré el resto de esta zona: el escritorio, una lámpara artesanal y una pequeña colección de obras gráficas.
Espero que os guste.
BESOS DE LUNES.
Otro cambio. Y ahora le toca el turno a esta silla. Necesitaba una para mi escritorio-ya lo presenté en otra entrada- y, como me suele suceder, no encontraba ninguna a mi gusto, así que decidí hacer lo de siempre: buscar y encontrar alguna que se ajustara a mis exigencias. Por suerte di con esta. Me gustó su forma, el hecho de que era muy liviana y que llevaba una capa de pintura plateada. Una vez limpia, decidí dar una capa de pintura a la tiza, de color marfil y, después, apliqué cera con color. Una vez secada, lijé en determinadas zonas para que fuera apareciendo el tono plateado. En una de las fotos se aprecia bien. Por lo que respecta al tapizado, eliminé, como es lógico, el antiguo. Puse tiras fuertes de goma, haciendo un entramado de las mismas en el asiento y, a continuación, puse una espuma compacta, previamente cortada según un patrón, a la que añadí una capa de miráhuano para suavizar las formas de la espuma. Por último, coloqué la tela con mucho cuidado de que fuera quedando tensada por igual. Como remate, unos flecos rosas. Pero eso lo enseñaré en la entrada siguiente. El resultado seguro que os gustará.