Os presento un nuevo Collage. Lo realicé para mi hermana jacinta, Tinti Pinti, hace ya un tiempo. Elegí como foco principal del cuadro una foto antigua, de esas tan pequeñas como estupendas en calidad (aparece, si os fijáis, en un lateral del cuadro, entera ). Llevaba tirabuzones y un sombrero de rafia con el que no parece estar muy agusto. ¿O quizás anginas? El caso es que esa expresión le confiere un halo indefinido de algo por determinar. Expresión que envolví en tonos ocres, beigues y vainillas, en un intento de conferir al cuadro esa atmósfera tan etérea de la foto. Pétalos de flores, que se van destructurando, caen, impulsados por un aire que, además, mueve la foto y otros objetos, como algunas páginas de libros antiguos, en donde el tiempo es su color. Y palabras, líneas y frases...
Para dar cohesión al conjunto, simulé pinceladas redondas, en tonos diferentes. Pueden sugerir, evocar otros tiempos...E, incluso soñar. Con esa intención lo hice, Tinti Pinti.
No sé a vosotros, pero a mí estos dos cojines me tienen subyugada. La palabra es un poco fuerte para referirme a una sensación, que podría ser superficial. Para mí no lo es en absoluto: persigo la belleza y ésta puede encontrarse en unos simples cojines. Como estos. El mérito no es mío, es de la tela: sencillamente espectacular. Encontrármela fue un hallazgo. Es una suerte que siempre me acompaña, sobre todo cuando voy de mercadillos. Deben de ser un montón de duendecillos los que me conducen a ellas, y no me defraudan. El resto, lo de las plumas de marabú y la distribución de las telas, es cosa mía: una buena profusión de flores en la parte de arriba y en la de abajo, una tela fuerte, igual que la de la tapicería del banco. En el medio, el detalle glamuroso: unas plumas de marabú en un rosa cálido y fuerte. Una concesión a lo voluptuoso y excesivo. De vez en cuando viene muy bien darle a la casa un aire de fiesta. Y si no que me lo pregunten a mí: cada vez que paso, muy cerca de ellos, las pluman cobran vida y hacen cosquillas a mis ilusiones. Que os aproveche.
Una idea, telas, botones y una tela antigua dan como resultado este cojín. El motivo central eran las mariposas y lo novedoso plasmarlas de diferentes maneras: de forma tridimensional, como si se acabaran de posar en el cojín, hacer su silueta con una puntada larga y rellenarla de botones, o bien recortar unas mariposas de tela y fijarlas mediante una cadeneta fuerte, de hilo de bordar. Además pasé por todo el perímetro un hilván de hilo verde, dejándo unos centímetros. También bordé su nombre en diferentes idiomas. ¿Os gusta?
¡¡ BESOS DE DE DOMINGO¡¡