Para llegar un poquito más allá es necesario saltarse las normas. Lo digo por los arreglos florales. Solemos utilizar los mismos soportes y, con mucha frecuencia, elegimos flores convencionales. Y no digo que las rosas no sean hermosas- a mí me parecen el no va más- o las lilas. por poner dos ejemplos. Pero ¿qué me decís de las flores silvestres? Tienen un encanto y una gracia especiales. En las fotos os muestro dos, de un colorido impresionante: flores de la lavanda y unos gladiolos enanos que acabo de coger del campo. Para los primeros he elegido una tetera de peltre, muy antigua, un regalo muy apreciado. Para los segundos dos vinagreras pequeñas, acordes con el tamaño de estos gladiolos rosas. Dos opciones diferentes que pueden dar mucho juego. A veces, en la diversidad está la clave. ¿No os parece? Besos de lluvia.
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