Esta fue la idea: unos periquitos de mi jardín. Los deposité en una tela neutra, les añadí unos madroños y una cuerda y los capté en varias fotos, mirando el punto de luz, para captar su proyección en la tela.
Como podéis apreciar, los pinté en esa misma tela, modificando en parte el modelo. Estaba contenta con el resultado y barajé posibilidades: no quería otro cuadro, así que, después de pensar, me decanté por crear un bolso con este motivo, simulando sensación de realidad. Con las oportunas sombras pintadas, ofrecen una trampa al ojo-de ahí que se llame trampantojo- creando ese efecto tan real. Me gusta pintar trampantojos porque se crean sensaciones estupendas, al tiempo que juegas con todo aquel que lo mire y se sorprenda. Un guiño especial y una forma peculiar de querer algo diferente.
Una vez dadas las sombras, y elegida la tela de color beige, similar al saco, pero más suave, decidí pegar el motivo de forma rudimentaria, aplicando unas puntadas fuertes alrededor.
Para que fuera más sólido, hice una base rectangular, añadí miráhuano en el interior y un forro estampado. Lo fui armando y, antes de cerrar las costuras, introduje entre ambas telas, las asas, realizadas con las mismas telas. Y ahí tenéis el resultado. Espero que os guste y os sirva de inspiración.
Como "guinda del pastel, tricoté una hoja y añadí los mismos madroños del cuadro.
¡¡ FELIZ AGOSTO Y MUCHOS BESOS.
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