jueves, 5 de enero de 2017
La importancia de los detalles.
Hace muchos años, en uno de mis primeros viajes a Galicia, de la mano de mi tío Higinio, tuve la oportunidad de disfrutar de aquella tierra mágica. También, y , en este caso, de la mano de su hija Cheli, de un ambiente especial, o, al menos eso me pareció. Después de estar en una discoteca de moda en Santiago, uno de los amigos de mi prima nos invitó a su casa. Al entrar en ella, me pareció que respiraba una atmósfera especial, con la que enseguida conecté. Los muebles, los cuadros, las tazas e, incluso las cucharillas tenían un marchamo diferente. Me sentí muy bien, como si algo en mi interior hubiera conectado con la sensibilidad que se respiraba en la casa. Fue el inicio de una pasión en mi vida, la de crear espacios agradables y únicos, que trascriban el espíritu de las personas que los habitan, porque, al margen de lo que puedan tener de frívolos, son un reflejo en el que mirar y descubrir. Y los detalles ayudan.
Hoy os enseño algunos, creados dando la vuelta a los objetos cotidianos. Una chispa y ¡zas¡ surge la idea.
Como el de las tazas, utilizadas, no para la función para la que fueron creadas, sino como soporte de un centro, del que puedes extraer frutos secos, bombones o gominolas. O como la sopera, que pocas veces se utiliza y que, merced a ese revoltillo de ideas, se ha convertido en un centro, que aloja flores secas, pequeñas bolas o florecillas. O, como el expositor para huevos pasados por agua, que he rellenado de pétalos. Además, en lugar de exponer tazas iguales en esta merienda, he utilizado diferentes modelos.¿Os gusta?
FELICES REYES MAGOS...
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