domingo, 29 de junio de 2014
La Matute no ha muerto. ¡Viva La Matute¡
Este fue el primer libro que tuve de Ana María Matute. Lo adquirí en Salamanca, en una de las paradas que hizo el autobús de camino a Santiago de Compostela. Mi primera excursión fuera de Extremadura, en uno de mis años de interna en el colegio Sagrado Corazón de Trujillo. Mi primera salida a la vida, lejos de los viejos muros de aquel palacio antiguo. Fue una experiencia que viví como solo se viven las primeras, cuando todo se queda grabado a cincel, como las volutas de la fachada de mi colegio. Y, de la misma manera, fue la primera oportunidad que tuve de comprar algunos libros. Yo tenía hambre de ellos. En mi casa había muy pocos- una excepción, un libro de fábulas de Esopo, de pastas verdes, que me compró Don florián, el párroco de mi pueblo. Esa ausencia de libros me producía un sentimiento cercano al desasosiego, cuando no de tristeza. Era una añoranza verdadera. Por eso, gran parte del dinero reunido para la excursión me lo gasté en este libro y algunos más de la misma colección. Fue una casualidad, pero una bendita casualidad. porque gracias a ella, supe de "Algunos muchachos y otros cuentos". Me he sentido siempre tan ligada a este título que parte de él se lo robé para "Mis trabajos de trapo y otros cuentos". ¿Os fijáis? Pero no me quedé solo en la superficie, buceé una y mil veces entre sus palabras y las historias que contaban. Palabras que me hicieron descubrir mundos, tan verdaderos como su manera de escribir. Y, a la vez, tan irreales, como la fantasía que derrochaba en cada una de sus líneas. Este libro ha sido para mí un referente, el primero y el mejor. Por mi profesión, soy profesora de lengua y lieratura castellanas, he tenido la oportunida de acercarme a su obra y explicársela a mis alumnos. En ella hay una producción tan extensa como única. Lo sé. Pero la magia de "Algunos muchachos..." aún me llega al alma, como la historia de la niña que recogía trocitos de cristal para olvidarse de su injusta vida, extasiada en la oscuridad con los destellos que despedía la pared en la que estaban pegados. Imposible obviar los sentimientos al volver a releerla. Eso era lo que tenía "La matute", que así era como la llamaban sus íntimos, una capacidad innata de tocar la fibra sensible, esa que te hace más buena. Una catarsis en toda regla.
Dicen que Ana María Matute ha muerto. y yo digo que no es verdad. Siempre vivirá entre nosotros, enredada para siempre entre esas palabras que tanto quería. Engarzado su espíritu entre líneas y más líneas...Sorprendiéndonos detrás de cada personaje, de cada diálogo, de cada tilde o de cada interrogación. Porque ella vive en nosotros. La mejor manera de burlar a la muerte, en esa pirueta que está solo reservada para los mejores. Como ella. Por eso:
¡¡La matute no ha muerto¡ ¡Viva La Matute".
Para ilustrar el texto, el libro, ya amarilleado por el tiempo, y una foto del viaje a Galicia. En ella, parte de las alumnas. Creo reconocer a algunas: mi prima Inmaculada, Lolita Azores, Josefina, Maite Abril y su hermana, Pili Naranjo, Consoli, Meli, mi amiga y paisana de la época, Don Jacinto, el cura, algunas de las hermanas, Hénar o María José...en fin, un retalito de parte de mi vida que os muestro para que lo escudriñéis si os apetece. Besos.
miércoles, 25 de junio de 2014
Un mantel con flores.
Un ramo de flores en un sobre-todo es el único adorno de este mantel permanente. Sobre una tela de lino, pinté estas flores en tonos rosados, con un lirio en el centro.Que lo disfrutéis.
domingo, 22 de junio de 2014
Mi curso 2013-2014.
Otro curso más. Pero, a la vez, diferente. Con experiencias, sensaciones, afectos nuevos...
Este año me he sentido muy afortunada. Los alumnos que he tenido así me lo han hecho creer. ¿Ha sido una cuestión de empatía? No sé. El caso es que he disfrutado mucho con ellos. Enseñándoles y, al mismo tiempo, enseñándome ellos a mí. Cuando entraba en clase, un saludo, una sonrisa, una palabra afable eran el preámbulo de sensaciones que creía perdidas, de tan usadas. Una manera nueva de ejercer la enseñanza, sobre todo con los más pequeños, mis alumnos de 1º de la ESO. Yo creía que estos niños no existían, que solo se encontraban en institutos "Selectos" o en mi imaginación. Pero no, esta vez la suerte ha estado de mi parte y me ha brindado el poder ver, entre otras cosas, un bosque de brazos, siempre dispuestos a responder, un coro de voces peleándose por leer, una alegría desbordante, una energía tan desbocada que a veces era dificil reconducir...
O sonrisas y un "Buenos dias Puri" de camino a mis clases de PCPI. Otro grupo de gente estupenda. Sencilla y cercana. Me han permitido llegar a ellos y, desde esa circunstancia, ha habido una empatía especial.
O con mis alumnos de 1º de bachillerato y de LU(Literatura Universal), tan preocupados por su futuro más inmediato.
Gracias a todos y un beso.
Y estas hortensias de mi jardín de despedida...
jueves, 19 de junio de 2014
Mariposas-bailarinas...
Una de mariposas. Un cuadro sin marco, en donde las mariposas parecen salirse del cuadro para echarse a volar. Sobre un fondo de azules y amarillos pinté diferentes tipos, una de ellas, la última, con ocelos. Simpre me han encantado, sobre todo por la gama infinita de colorido en sus alas y por su consistencia sutil y suave. Que las disfrutéis.
lunes, 16 de junio de 2014
Un collage con "Ángel"...
Hoy Lunes, os presento otro de mis "Collages". Lo realicé para Ángel, un sobrino mío y además ¿Qué coincidencia? vestido de ángel. Hay veces que las circunstancias se ponen así, porque no fue de manera premeditada. Ana, su mujer y mi sobrina, se presentó con la foto y con unas alas plateadas. Así que no podía ser de otra manera. Enfrenté el trabajo desde esas coordenadas, haciendo hincapié en tonos azules y ocres, acentuados, además, con una esponja. Quería que el niño se difuminara entre estelas azules y copitos de hojas secas, algunas hay de verdad pegadas por el cuadro, así como plumas-las podéis apreciar en las fotos siguientes- También ajusté una de las alas que, por suerte, tenía la misma medida de su espalda y, alrededor, escribí con letras doradas ciertos lemas que pensé que venían al caso. Hay en él cierto aire etéreo, evanescente, captado para siempre entre esa atmósfera que gravita dentro del cuadro. Un regalo para los sentidos y, también, para el alma. Con esa intención lo creé. Ángel que lo sigas disfrutando allá donde te lo lleves, ya sabes que un trocito de mí siempre te acompañará. Besos.
viernes, 13 de junio de 2014
Un cuadro que huele a verano.
Otro cuadrito para el fin de semana. Refrescante y casi veraniego.
Que lo disfrutéis junto con el calor que nos espera. Besos.
miércoles, 11 de junio de 2014
Otra menina más
Una menina pequeñita, pero no por eso sin encanto. Fue de una serie de cuadros que pinté hace ya un tiempo, cuando la pintura de Velázquez me tenía fascinada. Fueron un humilde homenaje a este pintor inmortal por parte de una aprendiza como yo. El caso es que a mí me gustó el resultado, lo mismo que el encuadre, con esos tonos calientes que tan bien manejaba Velázquez.
lunes, 9 de junio de 2014
Un cuadro singular
Una sencilla guirnalda de flores es el motivo de este nuevo cuadro. Tratadas como micropintura, sobre un fondo de tela azul, resultan elegantes y sencillas, además realzadas por el marco octogonal y la cinta con lazo de la que pende el cuadro. Otra idea que puede integrarse en la decoración de cada casa, según las telas y pinturas elegidas de las paredes.
jueves, 5 de junio de 2014
Lirios del campo
Unos lirios del campo en un jarrón de cristal son el único motivo de la composición. Como fondo, una aguada de té, con una pizca de pintura ocre diluída en ella.
Hay veces que en la sencillez se esconde lo auténtico. Al menos, eso es lo que pienso. ¿Y vosotros?
lunes, 2 de junio de 2014
Los chineros de las "cosas bonitas"
Mi abuela tenía unos pocos. Se les llamaba chineros porque, en principio, estaban destinados a guardar y exponer porcelanas que venían de nuestro imperio ultramarino, y, además de china. Con el paso del tiempo se convirtieron en los depositarios de todo aquello que, de valor, tenían las familias. Mi abuela "atesoraba" en ellos piezas únicas. Yo siempre las recordaré con ojos de niña chica. A veces, enfadada por no poder acceder a ellas, pero siempre con la ilusión de que algún día podría hacerlo. En más de una ocasión, a escondidas, disfruté de sus texturas resbalosas y de los olores que allí se concentraban. Unos olores especiales de los que nunca he vuelto a disfrutar. Se diría que la esencia del tiempo estaba allí concentrada, en un macerado de aromas con olor a telas limpias, maderas y limón-mi abuela solía guardar allí en los veranos una jarra concentrado de los limones de su huerto- Era un espacio mágico.
Y, como no podía ser de otra manera, también he construido yo el mío: un chinero restaurado, de nogal del norte de Cáceres, con unas hendiduras en las puertas inferiores. Para el interior encontré una chenilla color miel que contrastaba muy bien con la cera color nogal aplicada en toda la madera. En la parte de arriba coloqué una vajilla alemana y una cristalería de bohemia. Las mejores que tengo. No era para menos. En la zona de abajo, otros objetos muy queridos por mí y, en la zona central, recuerdos y regalos. Además, en los cajones encontré el sitio adecuado para mis mantelerías.
Por cierto, en ellos, en los cajones, se va también macerando un olor muy parecido. Quizás la culpa la tengan algunas telas que rescaté de uno de esos chineros. No en vano soy la depositaria de ese legado. Cada vez que lo vuelvo a descubrir y mirar, se produce algo indescriptible en mi interior. Felicidad sería la palabra.
BUEN LUNES A TODOS
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