Y aquí está la otra parte de la entrada que dejé inconclusa.
Como podéis apreciar, fueron muchas las sorpresas. Sorpresas que pudimos, en alguno de los casos, paladear. En otros, disfrutar, viendo el ambiente cargado de elementos de esta fiesta tan típica de la cultura anglosajona. Aunque pensando, tiene muchos puntos en común con otras de nuestra tierra. Se me ocurre la de "Los hurramachos", cuando nos disfrazábamos, en la época de los carnavales, con ropas oscuras y con lo primero que pillábamos. Ese deseo de asumir otra identidad, aunque sólo sea por unas horas, está latente en todas las culturas. Una necesidad que se palpa en el imaginario colectivo de los pueblos, aunque en este caso adopte un matiz tragicómico. Supongo que una necesidad de conjurar todos los miedos. Lo que sí conjuro, y mucho, fue nuestro deseo de disfrute. Y vaya si lo logró. Las fotos están ahí para confirmarlo. Fue un paseo por los sentidos. Una fiesta de sensaciones. Un encaje perfecto en el que nos integramos con una sensación de alegría, de risas. Brujas y fantasmas nos acompañaron, mudos. Pero con clase. Arañas, escobas y pastelitos que paladeamos con fruición. En fin, un festival que espero vuelva todos los otoños. ¿Verdad que sí Teresita...?
Muchos besos por tus ganas.
Muchos besos por tus sonrisas.
Muchos besos por tus besos.
Me encanta. No tengo palabras. Vaya pasada.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarQué bonito todo. Envidia me da.
ResponderEliminarSe agradece, Ada.
EliminarLo de la araña en el hielo me parece una idea guay.
ResponderEliminarQue suerte tengo de disfrutar siempre de esas meriendas!!!
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