lunes, 13 de octubre de 2014

Una camelia blanca.



Una sencilla composición, en donde una camelia es el centro. El resto, hojas, en un juego de cloroscuros para no restar importancia a los tonos de la flor. De la misma manera, el marco elegido es también muy sencillo: una caña fina de madera, pintada en blanco roto. A veces, la elección de un único motivo es una buena decisión para equilibrar el conjunto. O eso es lo que me parece. ¿Y a vosotros?

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