Yo, por si acaso, ya tengo preparada mi chimenea. Es uno de los alicientes en estas fiestas. Una sensación especial es la que siento cuando, al amor del fuego, sueño despierta y me dispongo a revivir La Navidad. Unos días especiales en los que, por más que lo intenten mil y un centros comerciales, con sus mensajes materialistas y cansinos, no conseguirán asfixiar. Por lo menos en mi caso.
Porque es la niebla tras los cristales, con su consistencia de algodón...
El olor a bizcocho recién hecho en la cocina...
Las gotas de rocío resbalando en las hojas de mi jardín...
El tintineo de unas copas de cristal y el olor de la mantelería, aún caliente por la plancha...
La cantinela de la lotería y la felicidad hecha de sonrisas...
El beso de un amigo o la carita curiosa de un niño...
El sonido de una campana, que trae recuerdos de otras épocas...
Una pared antigua rodeada de musgo y un belén esperando...
El frío en la cara y las manos calentitas en los bolsillos...
Luces ambarinas en unos atardeceres tempranos...
Y, sobre todas, la constatación de que aún puedes disfrutarlos...
Así que:
¡¡QUE VIVA LA NAVIDAD¡¡
Siempre me emocionas, Puri. Que bonitas palabras. Yo pienso igual que tú.
ResponderEliminarMuchas gracias y feliz Navidad, aunque un poco pronto.
ResponderEliminarQue buena verdad.. FELICES FIESTAS
ResponderEliminarMuchas garcias Montaña. Y felices fiestas tambien. Besos.
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