viernes, 29 de noviembre de 2013

Postales navideñas.

Me gusta lo "vintage". O mejor, lo viejo, pero sin el matiz peyorativo que suele conllevar, a veces, la palabra. Una de mis aficiones es ir de mercadillos o de almonedas para escudriñar y descubrir "tesoros". El de hoy me lo encontré hace unas semanas en un mercadillo de Cáceres. Suele ponerse en los soportales de la plaza todos los domingos. Allí indagué y me encontré con una serie de postales navideñas muy antiguas, fechadas en los años 40 y escritas en francés. Tenían esa pátina tan especial que les confiere el paso del tiempo, aparte de un encanto  que no sabría como definir y, que sólo se esconde en estos objetos. Sólo hay que echar un vistazo a las fotos. Los colores nos remiten a una época en la que había un predominio de los negros y grises, en una paleta muy reducida. Los demás había que inventarlos. O, lo que es lo mismo, pintarlos, cosa que sucede en una de las dos.
Contemplando este hallazgo me da por ponerme meláncolica y pensar en épocas, ya, definitivamente, olvidadas. Las imágenes me transportan a ese tiempo en donde la palabras eran el complemento adecuado de mil y una imágenes.
 Por suerte o por desgracia, ya nada es igual. Hemos sustituido, en la mayor parte de los casos, esas postales navideñas por mensajes, a veces, mil y una vez repetidos. Y hemos permitido que mucha de esa magia se volatilice entre complejos mecanismos tecnológicos
Yo, por si acaso, sigo mirando.
 A ver si la poca que queda se deja coger...

                           ¡¡QUE LAS DISFRUTÉIS COMO UN ANTICIPO DE LA NAVIDAD¡¡

martes, 26 de noviembre de 2013

Una tarta muy creativa.

La repostería también puede ser un medio para desarrollar la creatividad. Y mucha hay en la foto que os enseño: una tarta muy original que encargué a "La pastelería", una tienda de Trujillo, (Calle Tiendas, 19). Con ella quería sorprender a mi marido por su jubilación, como ya os conté en la última de las entradas de mi blog. Y os puedo asegurar que, no sólo se sorprendió él, también todos los invitados al evento. Fue una presentación que encajaba muy bien con lo que yo le había pedido: un muñequito vestido con traje y corbata, tumbado en medio de un campo lleno de flores ( grosellas, frambuesas y moras así lo parecían), con los ojos cerrados y, disfrutando del momento, comienza a vivir otra vida, como refieren las letras, también rojas, que le acompañan. Y acertó, porque esa era, más o menos, la idea que quería ver materializada.
 Asi que, desde aquí la felicito y le deseo que siga creando y sorprendiendo a los demás.
Gracias Carmen.
¡Ah¡ Casi se me olvidaba: la tarta estaba bueniiisima...

domingo, 24 de noviembre de 2013

Jubilación viene de júbilo...

De pequeña me enseñaron-hoy lo enseño yo- que jubilación es una palabra derivada, una de las maneras que tenemos en castellano de elaborar y crear palabras. Y justo es así. Viene de júbilo, de alegría. Y eso es, precisamente, lo que sentimos el sábado: una alegría inmensa ante la pre-jubilación de Juan Fco, mi marido.
Por fin, después de una larga caminata por esos parajes, a veces tan intrincados que nos presenta la vida, le ha llegado un poquito de descanso...
Liberado ya de  ataduras y de compromisos ineludibles-su personalidad es así- podrá disfrutarlos de otra manera. De ahora en adelante la corbata será solo una palabra, lo mismo que traje, libreta o cliente...
Y otras, condenadas durante mucho tiempo a ser segundonas, por fin, cobran protagonismo. Tranquilidad es una de ellas. La básica para poder reencontrarse con todas aquellas que dejó en la cuneta. Una carrera demasiado acelerada le impidió degustarlas como hubiera querido. Sensaciones que dejó volar y que ahora regresan con fuerza. El despertador no le volverá a avisar para las responsabilidades cotidianas de su trabajo. Sí para que se sienta de una vez por todas seguro de su tiempo. El dueño de su nueva vida.
Juan Francisco, disfruta de este regalo...
Ábrelo con parsimonia, y déjate llevar: en él están encerrados todos aquellos sentimientos que pasaron como en un soplo. Ahora es el momento de la revancha. Pero que ésta sea dulce. Degústala a sorbitos, como si fuera uno de esos buenos vinos que tú tanto aprecias. 
¡¡OJalá que por mucho tiempo...¡¡¡
Y yo contigo. 
                                             ¡¡¡ BESOS JUBILOSOS¡¡¡¡ 

Para ilustrar la entrada de hoy, una composición que resume el espíritu de la fiesta: un arreglo floral, hecho con hojas de mi jardín y flores de goma-eva: un detalle sencillo para un momento sencillo. Aunque único. 
Y que la llama de la concordia no se extinga...

viernes, 22 de noviembre de 2013

Un cabecero de cama restaurado.

Hace ya algún tiempo, os enseñé una mesilla restaurada por mí, de aquellas de nuestros abuelos. Parte de ella se ve en la foto. También os dije que ya os mostraría el resto de la habitación. De momento, el cabecero. Por esas casualidades de la vida, fue un regalo. El dueño se quería quitar del medio este cabecero, recibido en herencia. No sabía él que, tras una capa de pintura marrón de Titanluz, había una madera estupenda. Para mí fue un placer ponerme a la tarea de ir descubriéndola. El resultado es este. Lo tengo en una de las habitaciones de mi casa, con un mobiliario muy de la época, a excepción de un amplio mueble librería, en uno de los frontales, de los años sesenta, que también he reciclado. Ya os lo enseñaré. He de deciros que la colcha que aparece, así como la cortinilla han sido elaboradas por mí. La primera lleva una tela doble. La de dentro es una tela de "lana del Pirineo" para hacerla más calentita. Por lo que se refiere a la cortinilla, que apenas se ve, está hecha de una mantelería de hilo. Ya os informaré, con las fotos adecuadas, de ello. 

                                                ¡¡¡BUEN FIN DE SEMANA¡¡¡

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Mis meriendas con Teresa VI. Segunda parte.

Como lo prometido es deuda, allá van...
Que las disfrutéis. nada puede halagar más a los sentidos. Y también al espíritu...

martes, 19 de noviembre de 2013

MIs meriendas con Teresa VI.

En muchas ocasiones me da por pensar en los afectos. Y, también, en las múltiples formas que hay de manifestarlos. Yo los recibí escondidos en el olor de unas natillas o en la sabrosa textura de unas croquetas. Así eran los besos de nuestra madre. Sus caricias. ¿Quizás debido a una educación, marcada en exceso por las distancias? No lo sé. El caso es que nos criamos apreciándolos desde una perspectiva culinaria. Y, como no, desde otra muy pictórica. Siempre llevaré en el recuerdo la parafernalia de todas esas veladas familiares, en donde los manteles de lino, la vajilla y la cubertería eran, también , imprescindibles. Fueron unas semillas que ahora veo, con emoción, germinadas. Y, a mi hermana Teresa, le tocó en suerte  un buen puñado. De eso no hay duda. Las imágenes de sus meriendas lo avalan.
 ¿Un espectáculo de los sentidos?. ¿Una melodía para el alma?
Ambos calificativos casan de forma rotunda en la última de sus meriendas. Nada más subir el telón, volvieron, como en una riada, todas las sensaciones. Fueron unos momentos iniciáticos especiales, como los que se experimentan antes de comenzar un rito. Aunque en este caso no tenga nada de místico o de oscuro. Muy al contrario, una explosión de colorido, de armonía. De felicidad. Y mi hermana Tere, cumpliendo con su función de sacerdotisa improvisada, lo hizo, como siempre, a la perfección. Nos brindó no sólo comida. Eso sería simplista. Además, la posibilidad de soñar. De introducirnos en un mundo de emociones y sensaciones reinventadas. Esa es su virtud. La de dar de comer no sólo a los sentidos, sino también al alma. ¿Y qué es el alma?
Pues señores, yo os remitiría a estas meriendas. No sé cúal sería la definición más acertada. pero seguró, segurito, que allí os encontrariáis con un trocito de la vuestra.
Puede parecer exagerado, hasta cursi. Pero me da igual.
Son las palabras que aguardaban para salir y no he podído contenerlas.
Gracias Tere.
 Sabes como nadie, besar, aunque sea a través de tus pasteles.
Sabes, como nadie, escribir emociones, aunque estén escondidas entre tus centros de flores o entre el brillo de tus vajillas...
Sabes, como ninguna, cautivarnos a través de lo que creas...
                                                  ¡¡¡FELICIDADES¡¡¡
 Y PARA MAÑANA LAS FOTOS...

lunes, 18 de noviembre de 2013

Otro bolso limosnera personalizado.

¿Os acordáis del bolso limosnera que os presenté hace unas semanas? Pues éste que os enseño hoy es otra versión parecida: una tela fuerte, una muñequita, abalorios...y toda la imaginación que se quiera derrochar en él. El vestido de la muñeca va confeccionado en la misma tela del forro. Para que tenga más estabilidad, lleva en su interior una doble capa de miráhuano. Con ello, se consigue que no pese y que llevarlo no se convierta en un suplicio. Éste es, junto con otro que estoy elaborando, un encargo. Ya sabéis, si estáis interesados en alguno de ellos, no dudéis en decírmelo. Nunca hay dos iguales...
                                                  ¡¡¡BUEN LUNES¡¡¡

viernes, 15 de noviembre de 2013

¿Hablamos de Navidad?

"Navidad".
Una palabra ajena al desgaste. Cada año, por estas fechas, vuelve a nuestros labios. Y, siempre, con una sonrisa. Y no sólo porque sus vocales abiertas nos impulsen a ello. Eso sería lo de menos. Lo demás, el murmullo de siglos que conlleva. Es además, mágica. Cuando la pronunciamos parece que cumplamos con un conjuro atávico que nos transporta a todas las emociones: a las pasadas, y, como no,a las presentes. Quizás, también a las futuras...
Y para que nos vayamos adentrando en su espíritu, incluso, a pesar del tiempo, os muestro esta foto. Resume a la perfección esa magia navideña de la que antes os hablaba: unas velas que crean un ambiente propicio para la paz y el sosiego. Igual que el que sentí, como un prolegómeno de las fiestas que nos aguardan, en otra de mis habituales tardes con Teresa.
Pero eso será tema de otra entrada.

                            ¡¡¡ FELIZ FIN DE SEMANA PRE-NAVIDEÑO¡¡¡



martes, 12 de noviembre de 2013

Una menina en un traje.

Como sabéis, una de mis especialidades es la pintura sobre tela. He pintado en casi todas las superficies imaginables, desde la más áspera y dificil, como el saco, hasta las más delicada y transparente, como la gasa de un traje de novia. Ésta que os muestro es en un punto intermedio. Se trataba de un traje de entretiempo de lana fría. Su entramado repelía la pintura, pero después de alguna que otra capa, al final aquello iba tomando cuerpo: la menina, las pinceladas sueltas...en fin, todo el conjunto. La menina la estampé dos veces más: una en la falda y otra en el reverso de la chaqueta y las pinceladas sueltas en las mangas y, estratégicamente, por el resto del traje. Aunque tuve miedos y alguna que otra duda mientras lo estaba ejecutando, el resultado final fue impactante, como la admiración que despertó al estrenarlo. Según me contó su dueña, en la exposición anual, en Madrid, de los diferentes recorridos culturales y gastronómicos de Extremadura. Tengo las fotos del períodico "Extremadura" que así lo atestiguan. 
De esta manera, hemos convertido un traje en serie, en una pieza única para momentos únicos.
Así que un "Olé" por su decisión y un "muchas gracias" por haberme encomendado la tarea.
 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Pájaros exóticos.

Para cambiar el paso, os muestro este cuadro. Es el compañero de otro que ya enseñé en su día en el blog. Son de una serie de seis, realizados en una tela de lino. Además, la teñí con agua de té, por lo que el fondo adquiere una tonalidad especial, en consonancia con las hojas y el plumaje de los pájaros.
Ya no lo tengo conmigo, pero estoy segura que su dueña lo sigue disfrutando tanto como lo haría yo. Por otro lado, acuden a mi memoria los momentos en los que el tiempo se me pasaba en un suspiro, metida de lleno en las pinceladas que iba dando. En los olores y en las sensaciones que aquello me reportaba...
Por suerte para mí, aún perduran...
Y ¡¡ojalá¡¡ que continuen conmigo por un tiempito más...

viernes, 8 de noviembre de 2013

Para las meriendas de Rodrigo...

...Y ésta es para Rodrigo, el sobrino de una compañera de trabajo. Va trabajada en dos telas, como ahora suelo hacer. Una fuerte, con un entramado irregular y otra de algodón, con estampaciones de patos. Precisamente, de los dibujos he extraído uno de ellos, reforzado en piel. Además lleva un asa, también de tela, por si se quere llevar del brazo. ¿Os gusta?


                                                ¡¡¡BUEN FIN DE SEMANA¡¡¡

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Iniciales en una bolsa.

Otro nuevo encargo, que yo he realizado de mil amores. En este caso, el motivo elegido han sido las iniciales de la persona a la que va dirigida la bolsa, realizada en una doble tela de lino azul y etamín de seda estampada. Que la disfrutes, Juani.

martes, 5 de noviembre de 2013

Gracias...

La entrada de hoy será, sobre todo, para daros las gracias por el cariño con el que habéis acogido el relato en el que se describe la visita al camposanto de esa niña y de su abuela. Ya otras veces ha sucedido así. Pero en ésta, el número de lectores se ha incrementado mucho. Las estadísticas de mi blogger me lo chivan. El pico mayor es el referente al domingo y también al lunes. El día 3 y el 4. Fue una satisfacción muy grande comprobar que, una vez hecha la entrada, en la mediodía del domingo, la flecha se disparaba conforme aumentaban las horas. Os adjunto un gráfico. Así que estoy feliz. Más adelante, coincidiendo con los inicios de cada mes, iré transcribiendo otros fragmentos. Además, los capítulos coinciden con los meses del años. Una casualidad que encaja. 
Por lo demás, ilustro la entrada con una foto muy de noviembre: una mesita matancera, en la que he depositado un arreglo muy de la época: hojas, frutos, flores...
Que lo disfrutéis y 
                                      GRACIAS.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Época de castañas, zamboas y camposantos...

Porque es el mes de las castañas y de los cementerios...


"Noviembre era un mes tristón, entreverado de matanzas, neblinas aguadas, humos con olor a chamusquina y visitas al cementerio. La muerte apenas la intuía, pero su parafernalia le producía temor y curiosodad. Por eso dejaba que su abuela la guiase hasta el camposanto. Fidela, agarrada a su brazo, como el águila a su presa, le hablaba a través del pañuelo, perfumado en agua de lilas:
-Ten cuidao con la bolsa, no vayamos a romper el jarrón...-medio la intimidaba, mientras bocanadas calientes se posaban en el brazo, entumido por la postura.
-Que no, abuela, no te preocupes...-le contestó, con la carga desequilibrada a cuestas.
El recorrido era intermitente, con paradas obligadas. Saludaba a unas y a otras, enfundada en un abrigo gris. Llevaba un velo negro, que transparentaba su moño canoso. Al rozar con ella, le hacía cosquillas en la cara. Sus manos sarmentosas le indicaban, con fuertes apretones, el momento de parar o de iniciar la marcha. No le quedaba otra que obedecer, al tiempo que sentía sus pisadas desparejadas de la suyas. No comprendía, a veces, sus quejas:
-Hay que ver la gente que ganas tiene de cháchara...
Pero, abuela, si has sío tú la que más has hablao...- le respondía extrañada, una vez concluída la primera de las paradas ante un pequeño grupo de mujeres que, en un reguero disperso, volvían del cementerio.
-Pamplinas...pamplinas...-escuchó como única aclaración. Y después:
-...Y músicas finas...
-¿Y que son las pamplinas, abuela?- le contestó, harta de que simpre le diera la misma respuesta.
Ni la miró. Se aferró a su brazo y siguió relatando:
-No preguntes tanto que pareces un sinapismo...
En ese momento se encontró perdida.
-Pues yo no sé lo que es eso...
-Anda y tira, que pareces un catecismo abierto...-le volvió a recriminar.
De pronto, cuando iba a responder, sintió otro tirón. Era la señal inconfundible para que frenara de nuevo. De frente, unas señoras, también de luto.
-¿Cómo andamos, tia Fidela...?- le preguntó una de ellas. La mujer aminoró la marcha y se detuvo a unos pasos-¿Qué, un ratito al camposanto...?- le volvió a interrogar. Era rechoncha, con las piernas arqueadas.
-Sí, aquí con mi nieta que voy...-le respondió, escondida la expresión en el pañuelo. Al tiempo que se paraba, le propinó otro empellón más fuerte. Este no hacía falta interpretarlo, así que se quedó anclada en el sitio.
-¿Y esta de quien es...?- volvió a interpelarla.
-Es de mi Pilar...Es la segunda.
 Se sintió el centro. Avergonzada, bajó la mirada. Un calor familiar le invadió de repente la cara.
-¿Cómo te llamas, guapa? -le preguntó la más alta del grupo.
-Puri...
-Pos está gorda la moza...-escuchó a la patilarga. Y otra vez el calor y las lágrimas a punto. Deseó encontrarse en otro lugar, a salvo de miradas extrañas, pero una sonrisa amaestrada, como única defensa, desdibujó su cara.
"Con Dios, Fidela", escuchó, cuando ya se marchaban. Su genio, entonces, la acusó de miedica y su abuela lo recibió de forma contundente:
-Pero qué muchacha...Qué prisas te han entrao de golpe...-le reprochaba, intentando acompasar la zancada- ...Que me vas a caer...-Seguía relatando impulsada por el enfado.
Cuando llegaron al cementerio, se calmó. Una brisa suave le secó las lágrimas. Las gentes se movían de lápida en lápida. Algunas por afán de curioseo, otras rezaban. Aquellas casitas diminutas le producían temor. Las velas y las flores, sensaciones encontradas. Las palabras de su abuela, de nuevo, morían en su brazo:
-Anda vamos, que parece que te ha dao un pasmo...Y sintió, otra vez, la presión de sus dedos huesudos.
Se adentraron en uno de los caminillos, cubierto de zarzales y malas hierbas. Las lápidas, amarilleadas por el tiempo, mostraban inscripciones negras y fotos antiguas. No dejaba de sentir atracción y miedo  al mismo tiempo. Había en el aire soplos de nostalgia desconocida que embargaban sin saber porqué. Mujeres apagadas deambulaban arrastrando toda la tristeza de su mundo roto. Se fijó en varias viejas. Recitaban un padrenuestro arrodilladas. Con la mirada perdida en una foto, ya sin color definido, buscaban una conexión imposible, una esperanza. Paseó la vista alrededor para buscar la tumba de su abuela Jacinta, la madre de su padre. No tardó en encontrarla, pero fueron recelos los que volvió a sentir, una vez que hubo leído el epitafio. Corrió hacia su abuela Fidela y, sin mediar palabra, le espetó:
-Abuela, ¿por qué se muere la gente?
-Los reproches de Fidela  por su desobediencia quedaron anulados por la pregunta. Se mesó las canas como pudo y le respondió:
-Porque se tienen que morir...Si no aquí sobraríamos muchos.
-¿Y adónde van...? -volvió a insistir.
-Pero qué preguntaora estás hecha...pues al cielo con los ángeles.
-¿Con el ángel de la guarda...?
-Sí, con ese, con Dios y con la virgen María...Y no preguntes más que eres mu chica pa saber de estas cosas.
Ahora sí que se sintió estafada. Su abuela guardaba un secreto al que, por el momento, no podía acceder. Se quedó rumiándolo, mientras observaba cómo colocaba las flores en el jarrón, delante de la tumba de su abuelo. A poca distancia vio una puerta de madera carcomida. Estaba entreabierta. Invitándola. Acudió a su llamada, aunque tuvo la certeza de que algo desagradable iba a contemplar. Se aproximó y la entornó. Un olor profundo a tierra húmeda la contuvo. En un rincón, un montón de huesos apiñados. Algunos harapos los bodeaban. Estaban putrefactos, en simbiosis con la tierra. La luz de la calle hería la visión. Paralizada, no sabía qué hacer. Pero no dejaba de mirar sin atreverse a cruzar el umbral. Escuchó unas voces. Eran las de su abuela. Venian a salvarla:
-Pero no te tengo dicho que no me dejes sola...
-Pero...
-No hay peros que valgan, coilo con la niña.
-Qué hay adentro, abuela...
-Ya te he dicho que eres mu chica pa saber de estas cosas...Tú juega y no pienses en cosas de mayores, ya tendrás tiempo de saberlo.
A la vuelta iba más deprisa de lo normal, casi arrastrándola. No quería sentir por un momento más el frío del cuarto de los huesos. Fidela se quejaba:
-Es que te han dao cuerda o qué...Pero qué muchacha...
Desde lejos, sus siluetas semejaban una sombra deforme en las paredes de las casas.
Como ellas, también parecían correr hacia la vida."

"Retales de la memoria". Libro I. Capítulo XI, "Un día de San Martín y una mañana en el cementerio".
También os adjunto dos bocetos que he realizado para ilustrar este capítulo. El primero de ellos es una aguada de colores, con la que he pretendido simular el tono entre gris y ocre de eso días de noviembre. El segundo, un dibujito de los que yo hago. 
Que lo disfrutéis. Nada me haría más feliz. Besos.