Pues marchando una de bolsitas. Éstas las he confeccionado por un encargo. Alguien desea sorprender con ellas. Espero, por la parte que me toca, que lo consiga...
Van elaboradas en una doble tela y con una capa intermedia de miráhuano. Pueden servir como monedero, para llevar útiles de belleza o para lo que se nos ocurra. Si alguno de vosotros está interesado, cuestan 4 euros ¿Quién da más? Artesanía en estado puro.
domingo, 30 de marzo de 2014
viernes, 28 de marzo de 2014
Las dos últimas bolsas del bodegón.
Que los disfrutéis en este fin de semana que huele a lluvia de primavera.
miércoles, 26 de marzo de 2014
El bolso-limosnera del bodegón.
Un detalle más del bodegón. En esta ocasión hablamos de otro bolso-limosnera. Como todos los que he confeccionado, es único y, para que estuviera en consonancia con el resto de los elementos, utilicé la misma tela gris para el exterior y otra blanca y verde pistacho para el interior. También la manzana y la pera llevan esta misma tela. De la misma manera, va realizado a mano el trenzado del cordón que lo cierra, al que le ha añadido una bola de cuentas marrones. Vosotros me diréis.
lunes, 24 de marzo de 2014
Otro de los cojines primaverales del bodegón.
Es otro de los cojines que aparecieron la semana pasada en el bodegón. En él pinté, como podéis observar, un cesto de flores blancas y lo rematé con un cordón de madroños en el mismo tono. El fondo gris, una vez más, hace resaltar sobremanera el conjunto, dándole la apariencia de cuadro.¿Qué os parece?
¡¡BUEN LUNES¡¡
¡¡BUEN LUNES¡¡
viernes, 21 de marzo de 2014
Bolsitas primaverales.
Y las bolsitas no podían faltar en este bodegón primaveral. Ésta va confeccionada con la misma tela gris, a la que he añadido otra estampada, de algodón, con dibujos de flores en tonos malvas y color piedra. Una nota nueva: el bolsillo que simula una flor. Será por eso de que estamos ya en primavera. Así que, ¡Bienvenida¡
miércoles, 19 de marzo de 2014
Unas orquídeas sobre fondo gris.
La segunda entrega: el cuadro del fondo. Sobre la tela gris, esta maceta con orquídeas. La verdad es que esta tela ha sido todo un hallazgo,.Entre otras cosas, su suavidad me ha facilitado la tarea de imprimar la pintura. También, como sucedía con el cojín de la cala exótica, el motivo es muy sencillo, lo que, creo, da carácter al cuadro. Espero vuestras confidencias, para mí son un acicate, un motivo para seguir superándome. Besos.
lunes, 17 de marzo de 2014
Un cojín-cuadro.
Uno de los primeros elementos del bodegón de ayer. Un cojín en el que he pintado un vaso de cristal con una cala exótica dentro. Motivos sencillos, pero suficientes. A veces, es la mejor receta para que el conjunto no resulte agobiante. Además, el contorno lleva un fleco gordo en rosa, un contraste que casa con los colores centrales del dibujo.
sábado, 15 de marzo de 2014
Telas, ideas y ...
Estas las ideas...
Me apasionan las telas. De cualquier clase, de cualquier textura y color. Siempre que las busco las encuentro. Estas, por ejemplo, fueron a "buscarme" a la puerta de mi centro de trabajo. Allí, cada quince días, se celebra un mercadillo, que, siempre que puedo, me gusta curiosear. Una vendedora portuguesa las tenía medio escondidas y yo las descubrí. Asì que las compré, al tiempo que la bombillita de las ideas se ponía en marcha. Y esto fue lo que salió. ¿Qué os parece?
En entradas sucesivas, os las iré mostrando por separado.
jueves, 13 de marzo de 2014
Bolso limosnera para la primavera.
Otro bolso limosnera más, pero diferente de los otros que ya han aparecido en el blog. La tela, en este caso, ha sido una loneta muy fuerte, de color piedra. Para el forro, una estampada que hace juego con la muñequita. Además, el cordón está elaborado en forma de trenza artesana y rematada en una bola de cuentas diminutas. Lleva también un botón de resina en otro de los laterales. ¿Os gusta? Ya sabéis que estos bolsos están totalmente personalizados. No hay ninguno igual. Este ya tiene dueña. ¿Quieres serlo tú del próximo?
¡ FELIZ FIN DE SEMANA PRIMAVERAL¡
¡ FELIZ FIN DE SEMANA PRIMAVERAL¡
martes, 11 de marzo de 2014
Una escapada en la siesta.
Este es el relato, en primera persona, de una de nuestras salidas a la charca del Campillo, una finca de los abuelos de mi prima, bastante alejada del pueblo. Para reconstruirla, he tenido que desempolvar ciertos recuerdos y reinterpretarlos. El fragmento pertenece a uno de los capítulos en los que revivo las experiencias de aquella étapa, en la que aún vivíamos en Ibahernando. En aquellos veranos interminables, cuando las ilusiones podían con todo, incluso con el calor extremo de nuestra región.
"Fue, además, un verano de siestas interminables. Algunas vividas entre limos espesos, aguas verduscas e, incluso, ranas. A falta de piscina, venían al pelo las charcas. Necesitábamos, para afianzarnos socialmente, mostrar las señales que el sol dejaba en nuestra piel. Era la moda. Aún a costa de cogernos una insolación, nos escapábamos para cumplir con el ritual. Rescato de la memoria uno de esos episodios.
Estoy esperando en la plaza del cine a mi prima Inmaculada. Hemos quedado para ir a la charca del Campillo, una finca de sus abuelos, cercana a la ermita de la virgen de La Jara, nuestra patrona. Un sol ardiente, como el que ideó Manuel Machado para recrear el poema del destierro del Cid Campeador, inunda la plaza. Todo está en calma chicha. El ultramario de tio Flores y el bar que regenta tio Domingo "sandalio", cerrados a cal y canto, como las casas del poema. La única niña soy yo, aunque un poco crecida. Pero no soy rubia, ni tengo rizos de oro. Sólo una expresión de cansancio y de fastidio por la espera. Por fin, mi prima abre la puerta. Un soplo de aire frío se cuela por ella, pero enseguida desaparece, absorbido por el calor. Está tan delgada que sus piernas parecen alambres. Además, lleva gafas especiales para curar un ojo "vago". Para que éste trabaje, lleva el bueno tapado. Le da aspecto de pirata. Pero de pirata buena. Después de intercambiar los saludos, en un tono apagado, iniciamos la marcha con muchos bríos. Pero, una vez pasado el silo del pueblo, muy cerca de la entrada principal del pueblo, van desapareciendo, conforme aprieta el calor. Acuciadas por la temperatura, buscamos las sombras de los chaparros. Hacemos paraditas, sin ánimos para seguir. Nos acompaña el sonido intermitente de las chicharras. Y la naturaleza, vibrando en el calor. Con las últimas fuerzas, llegamos exhaustas al portón de la finca familiar. Hemos de atravesar aún campo abierto. Y vacas. Muchas vacas. Cierro los ojos y veo las marcas que el sol dejará en mi piel. Por eso merece la pena el suplicio. Así que, sin tiempo que perder, una vez al borde, nos quitamos la ropa y nos introducimos en el agua verdusca, llena de limos y de alguna que otra rana. Damos algunas brazadas aquí y allá y salimos enseguida para llevar a cabo lo que nos interesa. No sin asco, nos embadurnamos con una mezcla de aceite y limón. Según nuestras amigas, obra en la piel un moreno de playa. Tiradas encima de las toallas, con el sol de frente, soportamos sobre nuestro cuerpo, el mejunje aceitoso. Noto un calor agobiante en la cara, en el cuello y en los hombros. Pero resisto. Volvemos a remojarnos sin saber que el sol opera en nuestros cuerpos con un efecto de lupa. Aunque
las escoceduras de rigor nos acosan, nos hacemos las fuertes. Serán la prueba de nuestro triunfo social. Al volver sobre nuestros pasos, estampados en la tierra ardiente, con el sol, aún en el horizonte, compruebo que el picor por la cara y el cuerpo va en aumento. Pienso de nuevo en el moreno de playa. Pero como sólo lo he visto a través de la tele, y ésta es en blanco y negro, no logro hacerme a la idea. Al llegar a casa y comprobarlo en mi piel, tengo dos horribles certezas.Que mi moreno no es de playa, sino de secano. Y que estoy quemada viva, como comienza a estar la sensación de triunfo que, de momento, mi prima y yo no vamos a experimentar en lo que queda de verano...".
"Cuadernos de vida" Capítulo 4º.
Para contrarrestar tanto exceso de sol, he elegido este cuadro. Unas salpicaduras de agua, en medio de este relato tan árido no vienen nada más. Que lo disfrutéis. El relato. Y el cuadro. Aunque este último ya forma parte del blog por partida doble.
"Fue, además, un verano de siestas interminables. Algunas vividas entre limos espesos, aguas verduscas e, incluso, ranas. A falta de piscina, venían al pelo las charcas. Necesitábamos, para afianzarnos socialmente, mostrar las señales que el sol dejaba en nuestra piel. Era la moda. Aún a costa de cogernos una insolación, nos escapábamos para cumplir con el ritual. Rescato de la memoria uno de esos episodios.
Estoy esperando en la plaza del cine a mi prima Inmaculada. Hemos quedado para ir a la charca del Campillo, una finca de sus abuelos, cercana a la ermita de la virgen de La Jara, nuestra patrona. Un sol ardiente, como el que ideó Manuel Machado para recrear el poema del destierro del Cid Campeador, inunda la plaza. Todo está en calma chicha. El ultramario de tio Flores y el bar que regenta tio Domingo "sandalio", cerrados a cal y canto, como las casas del poema. La única niña soy yo, aunque un poco crecida. Pero no soy rubia, ni tengo rizos de oro. Sólo una expresión de cansancio y de fastidio por la espera. Por fin, mi prima abre la puerta. Un soplo de aire frío se cuela por ella, pero enseguida desaparece, absorbido por el calor. Está tan delgada que sus piernas parecen alambres. Además, lleva gafas especiales para curar un ojo "vago". Para que éste trabaje, lleva el bueno tapado. Le da aspecto de pirata. Pero de pirata buena. Después de intercambiar los saludos, en un tono apagado, iniciamos la marcha con muchos bríos. Pero, una vez pasado el silo del pueblo, muy cerca de la entrada principal del pueblo, van desapareciendo, conforme aprieta el calor. Acuciadas por la temperatura, buscamos las sombras de los chaparros. Hacemos paraditas, sin ánimos para seguir. Nos acompaña el sonido intermitente de las chicharras. Y la naturaleza, vibrando en el calor. Con las últimas fuerzas, llegamos exhaustas al portón de la finca familiar. Hemos de atravesar aún campo abierto. Y vacas. Muchas vacas. Cierro los ojos y veo las marcas que el sol dejará en mi piel. Por eso merece la pena el suplicio. Así que, sin tiempo que perder, una vez al borde, nos quitamos la ropa y nos introducimos en el agua verdusca, llena de limos y de alguna que otra rana. Damos algunas brazadas aquí y allá y salimos enseguida para llevar a cabo lo que nos interesa. No sin asco, nos embadurnamos con una mezcla de aceite y limón. Según nuestras amigas, obra en la piel un moreno de playa. Tiradas encima de las toallas, con el sol de frente, soportamos sobre nuestro cuerpo, el mejunje aceitoso. Noto un calor agobiante en la cara, en el cuello y en los hombros. Pero resisto. Volvemos a remojarnos sin saber que el sol opera en nuestros cuerpos con un efecto de lupa. Aunque
las escoceduras de rigor nos acosan, nos hacemos las fuertes. Serán la prueba de nuestro triunfo social. Al volver sobre nuestros pasos, estampados en la tierra ardiente, con el sol, aún en el horizonte, compruebo que el picor por la cara y el cuerpo va en aumento. Pienso de nuevo en el moreno de playa. Pero como sólo lo he visto a través de la tele, y ésta es en blanco y negro, no logro hacerme a la idea. Al llegar a casa y comprobarlo en mi piel, tengo dos horribles certezas.Que mi moreno no es de playa, sino de secano. Y que estoy quemada viva, como comienza a estar la sensación de triunfo que, de momento, mi prima y yo no vamos a experimentar en lo que queda de verano...".
"Cuadernos de vida" Capítulo 4º.
Para contrarrestar tanto exceso de sol, he elegido este cuadro. Unas salpicaduras de agua, en medio de este relato tan árido no vienen nada más. Que lo disfrutéis. El relato. Y el cuadro. Aunque este último ya forma parte del blog por partida doble.
domingo, 9 de marzo de 2014
Mi prima Inmaculada.
En los paisajes de mi memoria siempre hay, por supuesto, paisajes. Y, como no, personas. Mi abuela, mi madre, Filo, nuestra niñera, doña María la maestra, mis hermanos y hermanas, y un largo etcétera contribuyeron a fijar las coordenadas de mi mundo infantil. Los límites entre los que me movía a mis anchas, pensando que eran los únicos. Y Mari-Inmaculada-estaba entre ellos. Con ella de aliada y amiga del alma, recorrí estos confines que tenían nombres tan auténticos como queridos: la Pila del Cuervo, donde estaban las resbaladeras, la laguna, el Pozo-arriba", la calle del agua, y muchas, muchas más por las que dejábamos correr nuestras ilusiones, al tiempo que tropezones y muchas caidas. Era así. Vivíamos en la calle, a pesar de las riñas. Mari era delgada e inapetente Yo gordita y glotona. Juntas formábamos un tanden, desequilibrado en las formas, pero fuerte en los afectos. Tengo muchos recuerdos de nuestras correrías, si así se les puede llamar. Porque nunca pasaban de los límites establecidos. Transcribiré en la entrada de mañana, una de ellas. Pertenece a "Cuadernos de vida" y en ella describo en primera persona una salida, en plena siesta, hacia una laguna en la que pretendíamos "bañarnos".
Mientras, os ofrezco una foto de Inmaculada, cuando era una niña y, además, un cuadro que le realicé con motivo de la boda de su hermana Carmen. Hace ya tiempo de ello, y, lógicamente, ha habido una evolución. Pero me parece que estuve acertada a la hora de plasmar su gesto, la pose, las ropas...Vosotros me diréis.
Inmaculada que lo disfrutes...
Y mañana más...
Mientras, os ofrezco una foto de Inmaculada, cuando era una niña y, además, un cuadro que le realicé con motivo de la boda de su hermana Carmen. Hace ya tiempo de ello, y, lógicamente, ha habido una evolución. Pero me parece que estuve acertada a la hora de plasmar su gesto, la pose, las ropas...Vosotros me diréis.
Inmaculada que lo disfrutes...
Y mañana más...
viernes, 7 de marzo de 2014
Una de lápices.
Parece la misma bolsa, pero no lo es. Lo digo porque ya apareció en el blog otra de características similares. La verdad es que el motivo del lápiz me gustó, así que no me importó volver a pintarlo en esta bolsa, dedicada a una maestra. Ya sabéis que es muy propio de una profesión, a veces, injustamente denostada, aunque por suerte, las más de ellas aplaudida. ¡Qué mérito tienen los maestros¡ Me vienen ahora, al hilo de este pensamiento, las palabras de Pérez Reverte sobre ellos. Considera que son los únicos que pueden salvarnos del marasmo en el que andamos perdidos. Qué razón tiene. Y me acuerdo también de Doña María, mi maestra, a la que debo mi amor por la lectura, entre otras muchas cosas. Gracias a su paciencia y dedicación entré en el mundo mágico de la palabras y, con ello, en el de la imaginación y de la fantasía. Desde entonces no me ha abandonado. Siempre estará conmigo ese olor temprano a libro viejo que todos los domingos, después de misa, disfrutaba en la biblioteca de mi pueblo. De su mano, conocimos muchos tesoros que, una vez abierto el libro, comenzaban a expandirse por el aire especial de la habitación. Gracias a ella, y a todos los demás, comenzamos a explorar el mundo. A "dar nuestros primeros pasos". Una guía imprescindible que, afortunadamente, nos sigue acompañando. Y que sea para siempre.
¡¡ VA POR TODOS LOS MAESTROS¡¡
Ya sé que hoy no tocaba, pero la inspiración es la que manda.
¡ Feliz Viernes y muchos besos con sabor a lápices y a tizas¡
¡¡ VA POR TODOS LOS MAESTROS¡¡
Ya sé que hoy no tocaba, pero la inspiración es la que manda.
¡ Feliz Viernes y muchos besos con sabor a lápices y a tizas¡
miércoles, 5 de marzo de 2014
Unos lirios en una madera antigua.
Hace ya unos meses os presenté la pareja de este cuadro. ¿Os acordáis? Era de unas azucenas. El que os muestro, tiene el mismo encuadre, sólo que, en esta ocasión, se trata de una vara de lirios, con la inscripción de su nombre científico. Lo realicé, como ya dije en su día, en una madera antigua reciclada. Pertenecía la puerta de un viejo armario, el cual también ha salido ya en el blog. No hay nada que me guste más, como es el caso. Era una madera estupenda a la que, así de esta forma, se le daba una utilidad nueva, aparte de ser un motivo más de creación. Después de pintar la vara, para que fuera en consonancia con la madera, apliqué encima una ligera capa de betún de judea. Y éste es el resultado. Espero que os guste.
domingo, 2 de marzo de 2014
Sobre guacamayos y flores exóticas.
Otra de mis mantelerías exclusivas. Tengo la suerte de tenerla conmigo. Lo digo porque hice muchas que ya no conservo, así que ésta la disfruto. De las otras, las que regalé o vendí, guardo un grato recuerdo, además de saber que están en buenas manos. La ejecuté en una sábana antigua, regalo de mi madre. Como era de un hilo muy fino, la pintura se extendía muy bien, lo que agradecí sobremanera, pues los dibujos de los pájaros y las flores requerían de pinceles muy finos y, en otra tela con trama diferente, hubiera sido mucho más difícil llevar a cabo la composición. A la hora de idearla, tenía claro que debían ser estos guacamayos el centro de la misma. Los había localizado en un libro antiguo, en donde aparecían una profusión de pájaros exóticos. Después dibujé el resto de las flores, también tropicales y uní los diferentes motivos en forma de óvalo. El resultado es el que os muestro. No quise añadir ningún motivo más, porque hubiera desequilibrado el conjunto. ¿Qué os parece?
QUE LA DISFRUTÉIS, JUNTO CON EL DOMINGO.
QUE LA DISFRUTÉIS, JUNTO CON EL DOMINGO.
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