En los paisajes de mi memoria siempre hay, por supuesto, paisajes. Y, como no, personas. Mi abuela, mi madre, Filo, nuestra niñera, doña María la maestra, mis hermanos y hermanas, y un largo etcétera contribuyeron a fijar las coordenadas de mi mundo infantil. Los límites entre los que me movía a mis anchas, pensando que eran los únicos. Y Mari-Inmaculada-estaba entre ellos. Con ella de aliada y amiga del alma, recorrí estos confines que tenían nombres tan auténticos como queridos: la Pila del Cuervo, donde estaban las resbaladeras, la laguna, el Pozo-arriba", la calle del agua, y muchas, muchas más por las que dejábamos correr nuestras ilusiones, al tiempo que tropezones y muchas caidas. Era así. Vivíamos en la calle, a pesar de las riñas. Mari era delgada e inapetente Yo gordita y glotona. Juntas formábamos un tanden, desequilibrado en las formas, pero fuerte en los afectos. Tengo muchos recuerdos de nuestras correrías, si así se les puede llamar. Porque nunca pasaban de los límites establecidos. Transcribiré en la entrada de mañana, una de ellas. Pertenece a "Cuadernos de vida" y en ella describo en primera persona una salida, en plena siesta, hacia una laguna en la que pretendíamos "bañarnos".
Mientras, os ofrezco una foto de Inmaculada, cuando era una niña y, además, un cuadro que le realicé con motivo de la boda de su hermana Carmen. Hace ya tiempo de ello, y, lógicamente, ha habido una evolución. Pero me parece que estuve acertada a la hora de plasmar su gesto, la pose, las ropas...Vosotros me diréis.
Inmaculada que lo disfrutes...
Y mañana más...
Qué entrañable el comentario, como siempre. Yo también tengo recuerdos similares.
ResponderEliminarGracias, una vez más.
EliminarTengo por costumbre no escribir en ningún foro pero ésta vez me ha podido la emoción al volver a ver el cuadro que pintaste a mi hermana hace ya 30 años. Como cambian los tiempos.Que recuerdos de aquellas escapadas durante la siesta a la charca del Campillo.Todos los primos mayores(Chelin, Eloy, Miguel, JUAN CARLOS......yo era la mas pequeña. Es una pena que solo sean recuerdos.Tambien tengo colgado en mi casa unos de los primeros bodegones que pintaste para mi madre y ella me lo regalo.Seguro que te acuerdas , lleva un caldero y un cesto con pan, precioso.
ResponderEliminarPues claro que me acuerdo, Carmen. Me alegra mucho tu comentario y comprobar, como no podía ser de otras manera, que muchos de esos recuerdos los guardas en tu memoria. Y eso es mucho. En la próxima entrada describiré, precísamente una incursión que hicimos tu hermana y yo a la charca del Campillo, en una de aquellas interminables tardes del verano viveño. Besos. Juan Carlos será siempre para mí el primo con mayúsculas.
ResponderEliminarQue bonito, que arte tienes
ResponderEliminarCelia, te voy a nombrar mi seguidora número uno. Es, como siempre, un placer. Besos.
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