Es tiempo de otoño.
Una estación para la calma. Para la reflexión y la introspección personales. Y, también, para el cambio. Un replegamiento colorido y necesario para no caer de golpe en las garras del invierno. Soy Libra y no puedo sustraerme a ello, como tampoco a la belleza que me ofrece. Y lo hace desplegando todos sus encantos, como el pavo real sus plumas para hipnotizar a la hembra. Ya sé que no hay adjetivos ni metáforas nuevas para describir todo lo que siento. Ya otros, que vivieron antes que yo, me cogieron la delantera y me robaron ese placer. Ahí están sus versos para atestiguarlo. Pero hay algo que nunca me podrán robar: la capacidad de asombrarme cada otoño con este milagro de la naturaleza...
¡Que nunca se baje el telón...¡
Y por eso de que más vale una imagen que mil palabras os enseño esta composición fotográfica. Un pobre aperitivo del festín de los sentidos que nos rodea en esta época. Que lo disfrutéis. Y el otoño...por supuesto.
Que bien escribes hija y la composición preciosa, como siempre
ResponderEliminarCelia, tú que me ves con buenos ojos. No obstante se agradece. Besos...
ResponderEliminarPues yo, como ya sabes, soy una fiel enamorada del verano y no lo cambio por nada del mundo!
ResponderEliminarPero en la variedad está el gusto, verdad?
Para gustos los colores...como los ocres y rojizos intensos del otoño...
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