Cuando me pongo a la tarea de elaborar un nuevo cojín, siempre barajo posibilidades. Me gusta sorprender. Salirme de los cauces establecidos e ir un poquito más allá. Y se me ocurrió que un poema corto podría ser un buen motivo para estampar en el trozo de tela que tenía entre mis manos. La elección del mismo no fue fácil. Ya sabéis, no podía ocupar mucho espacio y, además, debería elegir un tema que interesara a todo el mundo. Así que, me puse a ello y encontré uno de Gerardo Diego, que se amoldaba a lo que necesitaba en esos momentos. El tema era universal, de modo que el éxito podía estar asegurado. También pinté un trampantojo, simulando un paño de hilo bordado. Y unas plumas, por aquello tan recurrente de lo ingrávido de la existencia y demás cuestiones folosóficas...
Por si alguien no lo sabe-cosa que dudo- Gerardo Diego fue miembro de la Generación del 27. Y uno de los responsables de la introducción de ciertos movimientos de vanguardia en las letras castellanas.
Seguro que Jacinta se lo sabe de memoria. Hace ya algún tiempo que lo disfruta. Y que sea por mucho más.
Como siempre, impresionante, Puri
ResponderEliminarCreo que exageras. Pero, de todas formas, es un acicate para continuar. Gracias y un beso.
EliminarCada vez q abro la puerta de mi casa me encuentro con él. Un gusto para los sentidos.
ResponderEliminarY un disfrute para el alma. Besos.
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