miércoles, 3 de diciembre de 2014

El antes y el después de mi nueva casa.



Siempre me pasa lo mismo: disfruto mucho con los prolegómenos. Los preparativos son para mí, incluso más importantes que el resultado final. Me apasiona barajar todas las posibilidades antes de decidirme por una de ellas. Esa sensación de provisionalidad es estupenda. Por eso, siempre que puedo, estiro los momentos, acario todas las posibilidades antes de que las otras sean abortadas. Poner los cuadros en el suelo, dejar los muebles sin una ubicación definitiva o cambiar de lugar otros elementos es una necesidad que he experimentado desde que era pequeña. Ahora estoy volviendo a revivir este tiempo tan único. He remodelado un piso antiguo y un montón  de alternativas me invade. Mientras tanto, un remolino de cosas van buscando su sitio e invadiendo los espacios. Cuadros, cojines, mesitas o sofás esperan en este maremagnum tan deseado.
Unos momentos que pronto disfrutaréis conmigo, si queréis seguirme en sucesivas entradas. Un antes y un después que, supongo, os gustará. Como aperitivo esta foto.

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