El espíritu del verano podría sintetizarse en este cuadro. Sol de fuego, calor y el remedio: casas enjalguebadas para poder soportarlo. Y una maceta que sobrevive, merced a la sombra que le proporciona el rincón. Son elementos muy humildes: un postiguillo, pintado de añil, una pared encalada, una maceta de terracota y las flores...Pero eso es precisamente lo que me gusta pintar, rincones en donde la belleza espera para que la descubramos, como éste. Para recalcar la rudeza de los materiales empleados en la construcción de estas casas, apliqué una capa de yeso en algunas de las zonas del cuadro y sobre ella, comencé a pintarlo. Utilicé una gama de blancos, sombras y azules para dar armonía a la composición, a la par que resaltaba el contraste entre la blancura más absoluta y el efecto degradado de las sombras del rincón, salpicada de esos tonos. La nota de color, reunida en el ramillete de flores y en las hojas, que se confunden entre sus sombras proyectadas en la pared.
¿Qué sensaciones os inspira?... A mí paz y tranquilidad.
Puri me encanta todo lo que haces.
ResponderEliminarMuchas gracias Lucre. Este verano seguiré poniendo muchas cositas en el blog. ¿Qué tal ? te sigo por facebook y te veo muy guapa.
ResponderEliminarA mi calma y momentos de felicidad.
ResponderEliminar¿No te recuerda a las casas de nuestro pueblo, cuando un sol de plomo cae sobre sus fachadas? ¿Estás ya en Ibahernando? Besos.
ResponderEliminarPurichi,recuerdos de aquellos veranos viveños, en donde, el tiempo jugaba siempre a nuestro favor.....a eso me recuerda tu bonito cuadro.Bsosssss
ResponderEliminarClaro, porque tiempo era lo que nos sobraba. Lo has expresado muy bien. Se nota que lees. Besitos. Puri.
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