sábado, 5 de julio de 2014

Un armario de cuento.



O eso creo yo. Me recuerda aquellos muebles que escenificaban historias de animales que vivían en casitas minúsculas, idénticas a las de los humanos: ardillitas o conejas fisgonas vivían entre muebles de madera rústica, como éste. Eran atmósferas tan acogedoras que no me hubiera importado vivir entre ellas, aunque ya lo hacía por mí la fantasía. Será por eso, por estos antecedentes, por lo que me gustan este tipo de muebles: sencillos, pero contundentes. Cuando lo ví, me pareció haber encontrado un "tesoro", aunque muchos no hubieran apostado por él. Un "tesoro" que, además me regaló un amigo, pintor y restaurador como yo. Disfruté mucho restaurándolo, aunque, por su peso, necesité ayuda. Lijé la parte exterior y lo teñí con una cera de color nogal. En el interior quise hacer un guiño a los armarios chinos y lo pinté en un bermellón intenso que, luego, atemperé con betún de judea, a excepción del fondo que va entelado de una chenilla del mismo color. Lo mismo hice con los cajones. Como nota divertida: los tiradores son dos tapones de champán.. Dentro guardo cosas especiales: telas antiguas, almohadones bordados por mi abuela, ropa con mucho valor sentimental...
Si me obligaran a elegir, sin dudarlo, este sería uno de mis preferidos. Porque no es sólo un armario. Es un espacio para guardar los recuerdos. Para acumular ilusiones. Y yo tengo muchas, aún.
                                    Besos y feliz Sábado.

4 comentarios:

  1. Muy bonito y precioso, como todo lo que tú haces. Sencillo, pero imaginativo y entrañable. ! Si lo sabré yo, verdad.

    ResponderEliminar
  2. Pues claro. Son ya muchos años recorriendo el mismo camino. Besooos...

    ResponderEliminar
  3. Concha Rodriguez6 de julio de 2014, 5:45

    Un mueble con encanto.Las bolsitas del interior ,un detalle con buen gusto y útil.Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Es que lo de las bolsas es ya para mí un vicio, aunque éstas, en concreto, no las confeccioné yo, las compré en un viaje a La Provenza. Besos, Conchi.

    ResponderEliminar